18 septiembre, 2018

INDIGENCIA DE PÁJAROS

"Árbol Gris", Klimt Mondrian

Esta tristeza mía
inefable y crispada
que a veces hasta sonríe
es troza y copa
de un árbol tan otoñado
coplero y majareta
que sin ejemplo ni tutor
un día aprendió
a dar sin semilla
todos los frutos
permitidos o prohibidos
amargos o melifluos
alibles o venenosos
insípidos o gustosos

Y en sus frondas desnudas
de soles y de umbrías
no puede, no sabe
disimular el dolor
de esa obvia e indecible
indigencia de pájaros
y de niños traviesos
que lo quieran y sepan
anidar y trepar

Es por algo
que en sus ramajes
ya teñidos de olvido
se congregan las lluvias
a llorar y a llorar
la eternidad
de sus fugacidades
la fugacidad
de sus eternidades

Es mía
pero no me hace
ni me pertenece

Es tuya
pero no te hace

no te nombra
ni te encadena

Es un pozo de luz
donde se arrojan los ciegos
con la cándida y larval
ilusión de escapar
de la sombra total
y sus ígneos barrotes
como  un pájaro
incoloro
recién resucitado
de su muerte futura
en emboscadas de suerte
de pueblo, 
de amor
y a veces de muerte

O también
el tiro errado
de un lanzador de cuchillos
que hace su acto
borracho de calostros
de vinos baratos
o quizás de sí mismo

Es la muda
y desdiosada plegaria
de una anciana
tan reciente y hermosa
tan parva y vaporosa
que un día cualquiera
que no fue martes
de un mes cualquiera
que no fue febrero
de un año cualquiera
que se libró del calendario
prefirió perder la razón
antes que perderse en ella

Y así
sin dolor
sin sabor
sin aspaviento
sin fiscal 
ni policía
periodista
poeta o testigo
simplemente
se hizo invisible

Entonces
al fin pudo hablar
pudo gemir
pudo maldecir
pudo cantar
y hasta pudo callar
con su nuevo
flamante y estruendoso
silencio silencio

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