Una vez fui la orilla
una estepa sembrada de metacarpos en proceso de calcinación
una mala noticia
un paisajista del silencio
Una vez fui ese lugar
donde suceden las cosas que nadie quiere saber
la estación terminal de los que pierden la cuenta
un edema en el pulmón de los sueños
Una vez fui lo indecible
el sudor de un cuerpo desvinculado de todo
el nutrido prontuario de una flor culpable
un cubo de hielo derritiéndose bajo la mirada morbosa de peatones y policías
Tropezaba con los cronómetros
pernoctaba en tálamos de ripio
saciaba mi sed recolectando agua de lluvia en los aleros de las casas vecinas
pateaba cajeros automáticos
Preguntaba la hora a los automóviles mal estacionados
avanzaba sin dar pasos
daba pasos sin avanzar
Todos mis saltos eran mortales
Una vez fui la orilla
donde van a dar las sobras que la gente arroja desde los vehículos
cuando cruzan el puente que enlaza el crepúsculo con la amanecida
Por mis venas corría arena movediza
Una vez fui la orilla
Nunca supe cuál de las dos
¿Y quién no fue esa orilla alguna vez?
ResponderBorrarSon interesantes, son vida. Luego se crea un poema o se crea una melodía.
Vengo del blog de Inma y con tu permiso, me quedo.
Saludos